La romanización tuvo su soporte en la red de miles de ciudades que constituían el Imperio. El modelo más antiguo para los nuevos asentamientos fue el castrum, un recinto rectangular amurallado con una avenida central en forma de cruz, en el que vivían unas 300 personas. Pero el tipo más comúnmente utilizado fue el hipodámico, de procedencia griega. Éste tipo de ciudad estaba atravesada por dos calles principales; el decumanus, de Este a Oeste y el cardo, de Norte a Sur, que eran la referencia para el trazado de nuevas calles paralelas a estas, que dividían la ciudad en manzanas regulares. En los extremos de estas calles principales se situaban los portones de la ciudad. En el cruce de estas dos calles se situaban los edificios civiles y religiosos más importantes, como el foro. A pesar de la aparente organización de las ciudades romanas, las calles carecían de nombre y numeración.
El mobiliario de las casas romanas era muy escueto y funcional. Las camas le servían a los romanos, además de para dormir, como sofá, para comer recostados y para tener relaciones sexuales. Para el alumbrado de las casas se utilizaban antorchas, velas y lámparas de aceite. Las habitaciones se calentaban por medio de estufas de bronce o braseros fijos. El suelo estaba cubierto por mosaicos, cuyos temas hacían referencia a la finalidad de la habitación donde se encontraban. Las paredes solían estar decoradas con pinturas y cortinajes.
Las tiendas (Tabernae), suelen ser de una sola estancia y un mostrador. Los Stabula, son establecimientos con establos que se componen de un patio abierto rodeado de comedores y en cuyo piso superior se encontraban los dormitorios. Los hospitia son hostales y poseen comedores, triclinia y dormitorios. Los popinae son construcciones dedicadas a la venta de comida y bebida. Los talleres se denominan officinae y los almacenes
Fuente Wikipedia.