La época en que se considera que se desarrolla el estilo románico comprende los siglos XI y XII sin exclusión de otros siglos pues aunque algunos edificios del siglo X tal vez ya puedan calificarse de románicos, se erigieron otros verdaderamente tales en diversas zonas (especialmente, en Asturias y Galicia) durante la época gótica hasta casi alcanzar el Renacimiento.
Exterior de la Colegiata de Santa Cruz en Castañeda, en Cantabria.
La división más común que puede mantenerse del estilo románico es entre el románico sencillo y el románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo empieza en el siglo XI pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces coexiste con el primero.
Cabe también distinguir por otro concepto el estilo románico en dos variantes con los nombres de sencillo y florido pues se observa que en la primera época del estilo hasta ya entrado el siglo XII, se presentan los edificios con relativa sencillez en los adornos de puertas y ventanas y con cierto aspecto de pesadez y tosquedad que van perdiendo a medida que avanza dicho siglo mas no puede establecerse esto como una norma constante por obedecer a muy diferentes causas regionales o locales la perfección y elegancia en las construcciones o por corresponder su filiación a distinta escuela artística. No obstante, la división entre románico sencillo y románico florido servirá en multitud de casos para determinar la cronología de los edificios de este tipo en una misma región o localidad que haya de estudiarse y desde luego se pueden atribuir en España al segundo grupo (correspondiente a mediados del siglo XII hasta bien entrado el siguiente) los edificios románicos que ostenten exuberancia ornamental o gran finura de ejecución de los detalles.
Fuente Wikipedia.com.