Arquitectura Neoclasica Francesa

Arquitectura Neoclásica Francesa. La reacción frente al rococó se inicia en los días de Luis XVI, razón por la que se establece una distinción entre el estilo Luis XVI y el estilo imperio. Uno de los arquitectos más notables del estilo Luis XVI es J.A. Gabriel. A él se debe, entre otras importantes obras, el “Petit Trianon” de Versalles. Cuatro columnas corintias con entablamento enmarcan las ventanas centrales y cada lado un paño de pared practicado por puertas y ventanas ciñe el conjunto.


En el interior hay una escalera con barandilla de hierro forjado. La severidad clásica del barroco francés en las fachadas da fácil paso en los días de Luis XVI a los grandes pórticos de los templos griegos y romanos. En este sentido se destaca el arquitecto J. C Soufflor, que construye la iglesia de Santa Genoveva, en Paris, dedicada después de la revolución a Panteón de Hombres Ilustres. De planta de cruz griega, con ostentosa columnata interior y muros exteriores cortados en ángulo recto, tiene en el centro una triple cúpula que se apoya sobre un inmenso tambor sostenido por una columnata porticada. La entrada es un pórtico de grandes columnas corintias sin estrías con frontón de coronamiento al gusto antiguo. Muy relevante es la iglesia de la Magdalena, que ,comenzada en 17645 bajo Luis XVI y todavía sin terminar, se transforma por orden de Napoleón, con arreglo a los planos de Bartolomé Vignon, en templo dedicado a la Fama. En su interior es de cruz latina, con cúpula, pero exteriormente tiene frontón y pórticos de columnas en todos sus frentes. Durante el estilo imperio adquiere gran importancia un tipo de edificio de características tradicionales, pero con una nueva utilidad: la Bolsa. Con él, la burguesía en el poder crea su autentico templo. La Bolsa de Paris es un templo corintio, de cruz griega, que descansa sobre un estabilobato y la columnata se remata por capiteles que sostienen un entablamento. Los fustes son sin estrías y están distribuidos escasamente espaciados para producir un mas bello aspecto. Durante algún tiempo del imperio napoleónico vuelve a ponerse de moda la vieja costumbre romana de construir arcos de triunfo. El mas notable, por su grandiosidad, es el gigantesco de la plaza de la Estrella, en Paris. De un solo vano, de unos cincuenta metros de altura y sin columnas, es obra de Chalgrin, autor también del teatro Odeon de Paris.

Fuente Arqhys.com

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