Arquitectura Micenica

La arquitectura palacial micénica potencia su diferencia se pone en comparación con la minoica, cuyos palacios son abiertos, multidireccionales con una serie de amalgama de sectores independientes, el palacio micénico es unidireccional, cerrado, expresión arquitectónica de la poderosa autoridad que encerraba su módulo interno, centro del poder político, militar y religioso.

Una visión rápida de las planimetrías de las ciudades micénicas, habla claramente, de una distribución urbanística jerarquizada, con una ordenación perimetral en la cual todos los edificios se subordinan a un edificio central: el megaron.

El megaron: ¿la arquitectura modular micénica?

Este módulo arquitectónico define la personalidad de la arquitectura micénica, es la sede del poder de una sociedad muy jerarquizada.

Se trata de una estancia cerrada, de planta rectangular, precedida de un doble pórtico, en el exterior abierto a un patrio que subraya su monumentalidad y enfatiza la fachada.

La estancia principal del megaron, que suele disponer de dos plantas, suele ser una gran habitación, que presenta un hogar, generalmente circular, en le centro, rodeado por cuatro columnas que soportan el techo, en el que se abría un lucernario para permitir la entrada de luz y la salida de humos del hogar.

En la pared derecha de esta gran sala se situaba el trono, adosado al muro y frente al hogar.

La funcionalidad de esta sala como lugar de reunión, no parece provocar ninguna duda.

Planta del megaron de Micenas

El megaron hunde sus raíces en el Neolítico de la Grecia Continental, siendo de origen continental y no influenciado por el mundo minoico, aunque use materiales y decoración de esta arquitectura. Uno de los ejemplos mas antiguos se encuentra en el yacimiento de Sesklo, que presenta una a problemática muralla, que rodeaba, a modo de defensa a una estructura central que responde al bloque típico de megarón, está en discusión, debido a la revisión actual de la cronología interna del yacimiento.

Aunque se admite la independencia de prototipos minoicos se emplearon elementos cretenses como la columna de madera enlucida y sobre basa de piedra.

Sin embargo la planta del edificio es puramente micénica, podríamos definirla como una planta de proporciones normalizadas, donde varían los tamaños, pero la longitud y la anchura guardan una relación, prácticamente, constante, de forma que no debe ser muy ancho, ni muy alargado y estrecho.

Reconstrucción hipotética de la sala principal del megaron del palacio de Pylos

Esta relación de proporcionalidad aparece en otras polimetrías micénicas, por lo cual nos estaríamos enfrentando a una verdadera arquitectura modular.

La disposición que presenta el megaron, su espacio compuesto de un vestíbulo precedido por un par de columnas, antecámara y sala principal es un componente esencial de la arquitectura micénica. Siempre se ha identificado esta estructura con el poder, la residencia de los príncipes y de los héroes de los poemas homéricos, pero Homero, también utiliza el término megaron para describir algunos santuarios subterráneos consagrados a divinidades ctónicas. Esta funcionalidad lleva a algunos historiadores del arte a ver una secuencia, una continuidad estructural entre el megaron y la planta del naos del templo griego clásico. En oposición a esta interpretación aparece la tesis del silencio material de la etapa oscura que cuestiona cualquier continuidad entre la sala del palacio y la cella del templo.

Los nuevos edificios que surgen después de la Edad Oscura presentan un elemento absidal que no existía en los megaron micénicos, interpretados como miradores, en esencia pórticos periféricos que anuncian la llegada de las columnatas perípteras, una de las principales características de la arquitectura griega

Los antiguos griegos pensaban que las murallas de las ciudades micénicas fueron construidas por los cíclopes. A finales de la cultura micénica, en torno al siglo XIII a.C., debido a diferentes motivos, no específicos, pero en los cuales el factor miedo aparece como principal, lleva al refuerzo de las murallas, estas adquieren esa característica ciclópea. En varias ciudades se fortifican las acrópolis, las entradas y se refuerzan los accesos a fuentes de agua, entre ellas los depósitos y cisternas. Según Pausanias refieriendose a Tirinto: “ La muralla es lo único que de las ruinas quedan, es obra de los cíclopes y esta hecha de piedras sin labrar, de un tamaño tal que no podría remover de su sitio, ni la mas pequeña, una pareja de mulos. Entonces intercalaron pequeñas piedras para encajar entre si las piedras grandes”

Para sentirse seguros los reyes micénicos construyeron poderosos recintos amurallados con lienzos de murallas enormes y puertas monumentales. Esta arquitectura monumental tuvo su apogeo en el siglo XIII a.C., donde las murallas ciclópeas presentaban un aparejo poligonal de grandes proporciones, cuyo mejor ejemplo es Micenas.

Fuente /www.dearqueologia.com.

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