El barroco es uno de los estilos qu conocieron mejor fortuna en España. En ningún otro país se llega a una riqueza ornamental tan exuberante a un distorcionamiento tan radical de las formas. A diferencia de Italia y de Francia, donde la acumulación de elementos decorativos se lleva a cabo en los interiores, en España esta ornamentación sale al exterior invadiendo las fachadas.
Sin embargo, este dinamismo barroco que se siente tn intensamente en lo decorativo, no llega en lo arquitectónico. La concepción general del edificio apenas varia con respecto al renacimiento y las movidas plantas borrominescas no se adoptan en España, salvo en muy contados casos y aún circunstancialmente. Entre los más grandes creadores del barroco español figuran José Churriguera, Pedro Ribea y Narciso Tomé. Churriguera pertenecía a una larga familia de arquitectos y trabajó en Madrid y Salamanca. Las únicas obras de fábrica seguras que se poseen de José Churriguera son el palacio de Nuevo Batzán, adornados con gruesos baquetones de escasa proyección y anchas fajas resaltadas, y la actual Academia de San Fernando.
Capítulo importante de su obra lo constituyen los retablos, si bien tanto en el de la iglesia de San Esteban, de Salamanca como en los restantes conocidos, se limita a emplear las columnas salomónicas de proporciones gigantescas utilizadas ya anteriormente por Herrera el Mozo. Pedro de Ribera es el difundidor del estilo churriguresco a sus últimos extremos e imponiéndole un carácter personalismo. Formado probablemente con José Churriguera, concibe las portadas con un movimiento y riqueza hasta entonces desconocidos en la arquitectura europea. Como la obra maestra de Ribera se considera portada del Hospicio de Madrid. En ella, el violento ímpetu ascendente, tan propio de barroco, eleva todo el conjunto, cuando la cornisa del entablamento y rompiendo la de la fachada, cuyo trozo central, a modo de penacho sirve de remate a la portada. Caprichisas claraboyas agujeran las amplias enjutas, mientras antes las del segundo cuerpo dispone unos vasos con típico sentido barroco del constaste. Concebida la portada como un retablo, un gran cortinaje la encuadra lateralmente. Si Ribera representa el punto culminante del barroquismo español peninsular en cuanto a decoración , quien encarna la manera más exaltada el ansia de espacio del barroco es el leones Narciso Tomé, cabeza de la familia de arquitectos decoradores de ese nombre. Su obra cumbre y otra de las joyas del barroco es el transporte de la Catedral de Toledo. Se trata de un enorme y teatral retablo construido con ricos mármoles y bronces. Está trazado en perspectiva a fin de fingir una profundidad que no tiene. Para favorecer esa perspectiva con un violentísimo efecto de luz, cala una de las bóvedas de la girola y labra sobre ella una enorme linterna, donde la parte superior del retablo se hace escultura para acabar fundiéndose en una pintada representativa de la Gloria.
Fuente Arqhys.com.